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viernes, 31 de enero de 2014

LAS MATEMÁTICAS EN LA COOPERATIVA NO FUNCIONAN

Las matemáticas son una ciencia exacta, pero en las cooperativas no suelen funcionar con esa exactitud.

 Podemos afirmar que: Un socio + otro socio = dos socios.
 Una cooperativa + otra cooperativa = Una cooperativa de segundo grado.


 Un cerebro de un socio cooperativista + otro cerebro de otro socio cooperativista + otro = Ni se sabe.


 Decía Henry Ford que él quería dos brazos para trabajar en la cadena de producción, el problema era que éstos venían con un  cerebro. Al sistema productivo Taylorista sí se le podía aplicar las matemáticas y los obreros no dejaban de ser unos meros números.


 Afortunadamente en las cooperativas ocurre lo contrario, sólo se admiten socios que vengan con su cerebro. Aunque conozco algunas cooperativas, pocas, dirigidas por descerebrados.

La realidad es que cuando hablamos de personas con  “cerebro”,  las matemáticas no funcionan.
 


La unión de cerebros trabajando sin prejuicios por un objetivo común y compartido es el mayor multiplicador de energía que existe.


 Ya lo decía Einstein: “la energía más poderosa es el deseo y la voluntad para llevarlos a la práctica”.


 La fuerza de las cooperativas es la capacidad de poner todos los cerebros a trabajar en un fin común. Sin embargo, la realidad cooperativa, que tiene un potencial inmenso de transformación económica y social,  de momento aún no ha explotado.


 Yo me pregunto cómo es posible que nuestras empresas cooperativas todavía sigan siendo las grandes olvidadas del mundo empresarial y aún no hayan llegado a ser conocidas por todos como empresas modelo y más competitivas.


 Aunque sí hay ejemplos de cooperativas que han llegado a ser conocidas como empresas excelentes. Recuerdo el caso de la cooperativa IRIZAR, que en el  año 2000 consiguió el premio europeo a la excelencia empresarial.

Koldo Saratxaga, antiguo director de IRIZAR y gurú empresarial, exponía en una conferencia que él no tenía 600 manos trabajando sino 300 cerebros pensando, y si se le preguntaba cuánta gente había trabajando ese día en la fábrica, contestaba que no lo sabía porque es posible que ese día algunos se hubiesen ido a cazar o a coger setas al bosque.


 Explicaba su modelo de funcionamiento como una orquesta de Jazz, que al contrario del modelo tradicional de orquesta con un director al frente y unos buenos intérpretes, en la orquesta de Jazz la dirección y el protagonismo de los instrumentos va cambiando en función de la melodía, etc.


 IRIZAR es un buen ejemplo de cooperativa que ha conseguido desmarcarse de la competencia y ha desarrollado un modelo propio y diferente. Por el contrario, conozco otras cooperativas donde, siendo generoso, la suma de 20 cerebros da un resultado de 4.
 
 
¿Cuáles serían las razones para llegar a esa multiplicación de energía que se traduce en más calidad de vida social y laboral y mayor competitividad?
 
El factor fundamental para que se dé esa multiplicación de energía es algo tan sencillo como la conexión de las personas, es decir, que las personas cooperen, que haya respeto mutuo y confianza.

Lo más importante en la empresa son las personas, por eso hay que huir de los cerebros negativos; personas miserables que siempre rehúyen la cooperación, que se encierran en sí mismas, se defienden y combaten desde el enfrentamiento, tienen la fiebre de atribuirse siempre la razón, rebosan deshonestidad y siempre desacreditan cualquier idea que no provenga de ellas.

La única formar de “interlocutar” con otros cerebros es desde la igualdad, no poniéndose en un plano superior (paternalismo) ni inferior (victimismo).


Si somos capaces de lograr esto en nuestras empresas cooperativas, garantizaremos la sostenibilidad de nuestros proyectos a largo plazo.
 
 
Pepe Albors                               p.albors@fevecta.coop




miércoles, 18 de diciembre de 2013

21 gramos:¿Las cooperativas tienen alma?

Hay una famosa película de AlejandroGonzález Iñárritu que se llama “21 gramos”. El título de la película hace referencia  a un trabajo realizado por el Dr. DuncanMacDougall, quien al comienzo del siglo XX realizó una serie de experimentos para probar la pérdida de peso provocada supuestamente por la partida del alma del cuerpo, al morir. MacDougall pesó pacientes moribundos en un intento por probar que el alma es tangible, material y por ende mensurable. Estos experimentos difícilmente pueden ser considerados científicos, y a pesar de que los resultados variaron considerablemente de 21 gramos, dentro de la cultura popular esta cifra se ha convertido en sinónimo de la medida de la masa del alma.

No creo en que el alma sea mensurable en el ser humano, pero sí creo que algunas empresas tienen alma. Estoy convencido de que las cooperativas tienen algo que no tienen las otras empresas: tienen alma.

El alma, de acuerdo con muchas tradiciones religiosas y filosóficas, es el componente espiritual de los seres vivos. En esas concepciones, el alma incorpora el principio vital o esencia interna de cada uno de esos seres vivos, gracias a la cual estos tienen una determinada identidad, no explicable a partir de la realidad material de sus partes.

Una cooperativa es una empresa con alma, ya que se fundamenta en unos principios y valores que las hacen únicas y diferentes al resto de las empresas.
Partenón cooperativa     Jose Real

Pero… ¿dónde reside el alma en las empresas? Lo que tengo claro es que en las cooperativas el alma reside en las personas socias de la cooperativa. Personas capaces de comprometerse con un proyecto común, que les permite aportar lo mejor de sus capacidades y saber hacer, al servicio de un proyecto común que va más allá de sus intereses y que se incardina en una comunidad local.

Una cooperativa ha de tener personalidad, se la tiene que ver venir de lejos,  ser reconocible, distinguirse de las demás empresas. En definitiva, tiene que desarrollar un proyecto capaz de enamorar a sus socios/as para que estos den lo mejor de sí mismos.

Una cooperativa con alma será una empresa productiva y competitiva que garantizará el trabajo de calidad para sus socios/as. Será una empresa diferente de cualquier otra. Tendrá en su esencia el motor que provoca interés, generando energía y voluntad en las personas que participan en ella.

Necesitamos profundizar en nuestros principios cooperativos: democracia participativa, intercooperación, educación y formación, desarrollo sostenible, compromiso con lo local, autonomía financiera. Sólo desde la asunción sin cortapisas de nuestros principios, estaremos en condiciones de dotar de esencia y sentido a nuestro proyecto empresarial cooperativo. Decía el Padre Jose Mª de Arizmendarrieta que el cooperativista no nace, sino que se hace. Así pues, debemos construir nuestros proyectos empresariales cooperativos día a día, con el objetivo de llevar nuestros principios cooperativos a nuestra realidad empresarial. Sólo así conseguiremos diferenciarnos del resto de las empresas y posibilitar el tener un proyecto empresarial sostenible en el tiempo.



Pepe Albors                p.albors@fevecta.coop

jueves, 6 de junio de 2013

COOPERATIVAS:VAGOS Y SIMPÁTICOS

En artículos anteriores aparecidos en este Blog, he hablado de los socios tóxicos, socios funcionarios, socios mercenarios y ahora voy a hablar de los socios vagos y simpáticos, como reza el título de este post.

No, realmente no voy a catalogar a los socios de las cooperativas como vagos o simpáticos, sino que voy a hacer un símil entre la empresa y el cuerpo humano como sistemas que son.

El ser humano tiene doce pares de nervios que emergen del cráneo (los demás nacen de la médula espinal). Los nervios craneales controlan principalmente lo que ocurre en la cara y el cuello, pero el décimo par llega mucho más allá. Este nervio nº 10, llamado “nervio vago”, influye en el cuerpo y el cerebro mucho más de lo que la mayoría de las personas creemos.

Los nervios que nos relajan

En terminología médica, el “sistema nervioso parasimpático” es el responsable de promover y mediar en aquellas funciones que permiten al cuerpo relajarse y lentificarse. Por el contrario, el “sistema nervioso simpático” induce en el cuerpo humano los mecanismos necesarios para afrontar el estrés y los estados de defensa, aumentando el ritmo cardíaco y la presión arterial, preparándonos así para la actividad, sea ésta física o intelectual, estimulando la segregación de la adrenalina. A este “sistema nervioso parasimpático” también se le llama “sistema nervioso vagal”, ya que su nervio principal es el nervio vago. Éste permite que el cuerpo se relaje, ralentiza el ritmo cardiaco, disminuye la tensión arterial y regula la digestión y el sueño.

En mi opinión, en nuestras empresas cooperativas deberíamos dotarnos de un sistema nervioso similar al del cuerpo humano, que nos permita en los momentos de cambio dar una respuesta rápida y aumentar el estrés de la organización para poner a ésta en un funcionamiento óptimo.



En muchas ocasiones, cuando en las empresas ponemos en marcha la maquinaria para dar respuestas a los cambios producidos en el entorno, ya hemos llegado tarde. Deberíamos disponer de automatismos que nos señalen que las cosas están cambiando y poner a toda la organización con el estrés suficiente para dar la respuesta más adecuada en el tiempo justo. Para ello tenemos que tener algo similar al sistema nervioso SIMPÁTICO.

El problema es que no podemos mantener la organización siempre tensa, ya que corremos el peligro de “romper la cuerda” y situar a la empresa en un punto crítico de difícil retorno. Para ello, nuestra empresa debería tener un sistema como el sistema nervioso parasimpático, y debería entrar en funcionamiento el nervio vago, que se va a encargar de volver a la empresa a un ritmo adecuado, es decir, a la reflexión, a recuperar y empoderar a los miembros de la misma. En definitiva, nuestra empresa debe en ciertos momentos serenarse, prepararse formarse, descansar activamente para preparar a todos sus miembros para cuando se detecten situaciones de cambio que requieren una rápida respuesta. Evidentemente este relax no debe conducirnos a un ritmo tan lento que la organización se desmaye, ya que será peor el remedio que la enfermedad.

Sé que cada vez más los cambios se producen con mayor celeridad y esto nos está obligando a entrar en una carrera que no tiene fin. No debemos caer en la trampa de intentar dar respuesta a todos los cambios de forma continuada, tenemos que recuperar el equilibrio y la armonía, debemos tener los dos sistemas, el simpático y el parasimpático bien afinados para ir controlando el ritmo de nuestra organización.


Por eso propongo que en nuestras empresas cooperativas se nombre al socio Vago encargado de poner en marcha el sistema parasimpático y también al socio Simpático.


Pepe Albors                          p.albors@fevecta.coop

miércoles, 1 de mayo de 2013

Cooperativas, Groucho Marx y las partículas de Majorana


Como decía Groucho Marx,  “la principal causa del divorcio es el matrimonio”. Así ocurre también en las cooperativas, la principal causa de su disolución es la cooperación. Especialmente la cooperación mal entendida o la mala cooperación.

Esto me ha recordado una noticia que leí sobre las partículas de Majorana. El pasado año 2012, el año en que se descubrió el Bosón de Giggs, unos científicos holandeses lograron la primera evidencia de la existencia de unas partículas subatómicas denominadas de Majorana, en honor al científico italiano que propuso su existencia. Estas partículas tienen la propiedad de actuar como su propia antimateria y aniquilarse a sí mismas.

Ésto me ha hecho pensar si en las cooperativas a veces no ocurrirá lo mismo. Desde hace tiempo he observado este fenómeno en algunas de ellas; la capacidad de aniquilarse a sí mismas. Me pregunto si las cooperativas, al igual que las partículas de Majorana, serán al mismo tiempo cooperativas y anticooperativas, que al final acaban destruyéndose a sí mismas.

Entre los muchos casos que podría relatar de cooperativas que han acabado autodestruyéndose,  recuerdo el caso en el que en una cooperativa se votó, por parte de la asamblea, solicitar un crédito para pagar las pagas extraordinarias a los socios, en una época de crisis económica y baja solicitud de pedidos, a pesar de la negativa del Consejo Rector y la dirección. Decisiones como ésta  supusieron el principio del fin de esa cooperativa. Podría relatar otros muchos casos en los que las cooperativas han tomado decisiones que, a priori, cualquier socio de la misma aplicando el sentido común nunca hubiese tomado, pero que colectivamente acaban tomando y ejecutando.



¿Es posible que en el ADN de la cooperativa esté su propia destrucción como empresa? Lo que nos hace fuertes como empresas, es decir, la democracia participativa y la cooperación de sus miembros, a veces es lo que nos mata como empresas. Cuando la participación deviene en “participacionitis”, cuando sus miembros no cooperan desde la igualdad y la responsabilidad, sino desde la suma de egoísmos compartidos, se dan las circunstancias propicias para la autodestrucción.

Participar y cooperar no es fácil, se necesita de un aprendizaje previo. Muchas personas llegan al mundo de la cooperación con ideas y expectativas falsas, la igualdad se convierte en ocasiones en igualitarismo ramplón, no hay niveles de responsabilidad, etc. Como decía Jose María de Arizmendiarreta, impulsor del fenómeno cooperativo de Mondragón: el cooperativista no nace, sino que se hace.

En el proceso de cooperar hace falta mucha comunicación y hay que tener  habilidades sociales para que esta comunicación sea efectiva. No es fácil, pero la buena noticia es que se puede aprender. Por eso es fundamental la formación permanente de las personas socias de la cooperativa.

Pero pese a las dificultades que conlleva la cooperación, hay que recordar el dato de que las cooperativas tienen un nivel de mortalidad mucho más bajo que la empresa de capital.

¿Es tu cooperativa una cooperativa Majorana?


Pepe Albors             p.albors@fevecta.coop

martes, 23 de abril de 2013

DISENTIR ES DE SABIOS


Cada vez parece más difícil alcanzar la sabiduría. Me explico: En un mundo en el que los avances tecnológicos y científicos se aceleran hasta el punto de que somos incapaces no ya de entenderlos, sino de asumir siquiera el hecho numeroso de los ingentes hallazgos que se publican a diario, así como sus correspondientes repercusiones en nuestra vida cotidiana, parece haber mayor exigencia intelectual a la hora de alcanzar la noble condición de persona sabia.

No querría pensar que los sabios, esas personas a las que atribuimos una especial manera de interpretar el mundo y que atesoran profundos conocimientos en una o varias materias, ciencias o artes, están en vías de extinción. Porque los sabios son valiosos, aunque no coticen en bolsa o seguramente por ello. Son referente y guía, casi siempre de manera involuntaria, para la ciudadanía responsable que se mira en ellos a la hora de ser y de actuar en un mundo complejo, por el que cada vez nos es más dificultoso transitar.

Con la muerte hace unos días de José Luís Sampedro, perdemos a otro de esos sabios. Este economista, escritor y pensador se había convertido en un referente moral para muchas personas y colectivos sociales. En estos tiempos de codicia y desmesura, Sampedro escribía y hablaba de la importancia de poner a la persona y su bienestar en el centro de la economía, de la vida. Era un pensador crítico, icono intelectual de los indignados en nuestro país, que alzaba la voz, siempre con cordura y discreción, para denunciar las injusticias sociales, las actitudes insolentes de los prepotentes y las políticas que se desvían del bien común.



De entre todo lo que se ha escrito de Sampedro tras su muerte, me quedo con una palabra que se ha utilizado para definirle, para loarle: Disidente. Necesitamos más disidentes, más sabios que se salgan del dictado, que cuestionen las directrices y los discursos que van conformando un pensamiento único. Necesitamos referentes que vengan a sustituir a los que se van yendo, porque sin ellos, me temo, estamos perdidos.

Sampedro formaba parte de una generación irrepetible. Una generación que atesoró sabiduría como fruto de vivir en primera persona acontecimientos sociales, económicos y políticos que han sido trascendentes para nuestra historia. La vida se puede vivir de muchas maneras; los hechos y acontecimientos te pueden dejar huella, puedes aprender de ellos, o por el contrario puedes ser ajeno a todo. Y la generación de Sampedro vivió cinco regímenes políticos distintos y una terrible guerra civil, algo que quizá imprimió en ella una especial sabiduría que no veo en generaciones posteriores.

Pues bien, quedémonos con el mensaje humanista de Sampedro, con sus enseñanzas, su literatura, su visión de una economía más humana y más justa. No es fácil cambiar las cosas, tampoco en democracia, y menos para que perduren, pero sólo desde las ideas y la razón es posible hacerlo. Por eso necesitamos referentes, sabios… Gracias Sampedro. Adiós, maestro. 


Ana Real                    ana.real@fevecta.coop

martes, 9 de abril de 2013

¿ES MOURINHO UN BUEN LÍDER DE EQUIPOS?


Analizando la actualidad futbolística de este país, que nos inunda de manera permanente desde los medios de comunicación, y en especial la que se centra en el Real Madrid con su entrenador Mourinho a la cabeza, se me ha ocurrido reflexionar en qué medida el señor Mouriño es  o no un buen líder dirigiendo equipos.

Mi conclusión anticipada es que Mourinho es capaz de liderar equipos y obtener un alto rendimiento de los mismos, pero sólo en el corto plazo, ya que a largo plazo, por su forma de ser y dirigir, acaba generando desconfianza y falta de respeto entre él y su equipo.

En cualquier equipo hay conflicto, la existencia de conflicto es algo natural, lo que puede destruir a éste es la forma de gestionarlo, y para ello es fundamental el RESPETO MUTUO; sin éste no hay diálogo, no hay escucha y no hay comunicación que produzca entendimiento y aprendizaje.

Lo que convierte al conflicto en una fuerza destructiva es la ausencia de respecto.

La tarea de la dirección consiste en canalizar el conflicto y convertirlo en constructivo, mediante el desarrollo y el mantenimiento de un clima de confianza y de respeto mutuo.
Lo que enriquece a un equipo son las diferencias. Si todos somos iguales, todos pensamos igual, no somos realmente un equipo. La visión única nos convierte en un equipo empobrecido.

Lo que une son las diferencias, nos unen las cualidades que cada uno de los miembros del equipo posee y de las que los otros carecen. Sin embargo, cuando formamos un equipo, se establece una unidad de organización que conlleva unos objetivos que hay que lograr. En muchas ocasiones, al intentar hacer converger las diferencias surge el conflicto, que dependiendo de cómo se maneje, puede hacer madurar esa relación, o llevar al desastre.

Como decimos, el conflicto de intereses puede destruir a cualquier equipo. No se trata de que nos comprendamos los unos a los otros. Nos comprendemos pero simplemente no nos ponemos de acuerdo, porque la decisión tomada puede que  no beneficie nuestros intereses personales.


Para llevar adelante  las decisiones personales dentro de un equipo, tienen que existir unos intereses comunes, un clima ganar-ganar. Este clima no puede existir eternamente a corto y a largo plazo, es normal que las personas que forman el equipo crean que existe una situación ganar-perder.

Es imposible que todos los miembros de un equipo perciban al mismo tiempo que están “ganando”.  A veces se tiene la sensación de que se aporta más de lo que se recibe, pero se está dispuesto a hacer un sacrificio porque se confía que en otro momento serán otras las personas que se sacrificarán. Ésto es lo que hace que el equipo se mantenga cohesionado.
Para superar esta dificultad, es clave la visión de ganar–ganar a  largo plazo.

Para que las personas continúen estando comprometidas con el equipo a largo plazo, deben percibir que el equipo también está comprometido con ellos a largo plazo. Tienen que tener la confianza de que ciertos sacrificios que puedan estar haciendo ahora, se verán recompensados más adelante.

La CONFIANZA MUTUA es la clave para combinar los intereses del corto y largo plazo, y confiamos en que una persona cuyos intereses son diferentes a los nuestros, nos pueda compensar en el futuro.

En mi opinión el Sr. Mourinho por su manera de ser, no ha sido capaz de generar una comunidad de intereses compartidos a largo plazo en su equipo, y cuando los jugadores han entendido que les ha faltado al respeto criticándoles en público, y han percibido que Mouriño sólo intenta ganar él a costa de sus jugadores, se ha roto la confianza mutua. En este sentido se han puesto los cimientos para el fin de la relación. Esperemos y tiempo al tiempo.

¿Pero… quizás algo de esto mismo no pasa en nuestras cooperativas?

Pepe Albors                         p.albors@fevecta.coop

jueves, 14 de marzo de 2013

Emprendimiento, Educación y Formación

Desde hace tiempo se viene hablando de la ley del emprendedor, y parece ser que en breve es posible que se publique.

Por lo que conocemos de ella, se va a hacer hincapié especialmente en favorecer el emprendimiento en las personas desempleadas.


En mi opinión, donde realmente hay que poner un mayor énfasis, es en el de fomentar el espíritu emprendedor desde las etapas educativas  de primaria y secundaria.


La escuela es un espacio compartido y plural, cuya finalidad es formar al ciudadano para vivir en la sociedad, donde el alumno tiene que encontrar valores como: autonomía, responsabilidad, libertad, amplitud de miras, diálogo, saber compartir, iniciativa, asumir riesgos, opinión personal, inferir y transferir ideas, valorar otras ideas, aprender a evaluar, aprender la riqueza del pluralismo... valores, todos ellos, necesarios para vivir su vida adulta y asumir su lugar en la sociedad.



Es decir,  la escuela debe preparar a los futuros ciudadanos para vivir en sociedad.

Pero un elemento fundamental para insertarse en la sociedad, es hacerlo a través de la inserción en el mercado laboral. En este sentido, la inserción en el mercado laboral la podemos hacer de tres formas diferentes; accediendo a la función pública, como trabajadores asalariados, o como empresarios.


Vivimos en un estado social de derecho, donde la fórmula económica consagrada en nuestra Constitución es la libertad de empresa en el marco del libre  mercado. Dentro de los grandes modelos organizativos de la sociedad podemos destacar El capitalismo  y El socialismo. 
Cada uno de los modelos tiene ingredientes que lo hacen atractivo; el capitalismo pone énfasis en la creación de riqueza. El socialismo en el reparto de la misma. El capitalismo no atiende sobradamente a los desfavorecidos, mientras que el socialismo no premia sobradamente a las personas emprendedoras. Por ese motivo, si nuestro sistema productivo pone más énfasis en uno de los modelo que en el otro, se generan desequilibrios que al final acaba pagando una parte de la sociedad.

En estos momentos estamos viviendo una crisis económica  de magnitudes  considerables, y la respuesta que se está dando desde las economías occidentales es la de apostar por la reactivación económica a costa de flexibilizar al máximo las relaciones laborales. Es decir, hemos apostado por un ajuste vía salarios para ser más competitivos y para retornar a la senda del crecimiento y creación de riqueza.


La pregunta, cuya respuesta nos puede hacer más competitivos, no es ¿cómo deben ajustarse los salarios?, sino ¿cómo podemos ser más competitivos? Y todo aquel que quiera ser parte de la solución debería tratar de responder a esta pregunta.


Para ser más competitivos debemos ser más innovadores. “La innovación no asegura el éxito, pero la falta de innovación sí asegura el fracaso”.


Otro requisito para la mejora de la competitividad, es apostar por la iniciativa emprendedora, y en estos momentos España se sitúa a la cola de Europa en este aspecto.


Es por eso que debemos formar a nuestros jóvenes en el fomento del espíritu emprendedor.


¿Pero qué modelo de actitudes emprendedoras debemos potenciar desde la escuela? ¿La de la competitividad exacerbada y depredadora donde sólo se pone el énfasis en enriquecerse a costa de lo que sea? ¿Se supone que ésto generará al final riqueza para todos? ¿Tal vez por el contrario debemos apostar por la creación de riqueza en el marco de la responsabilidad social, donde se ponga el énfasis en la generación de riqueza y su distribución solidaria  para todos los que han contribuido a su generación?


En mi opinión, creo que en estos momentos el único modelo económico productivo que puede mantener un desarrollo sostenible de creación de riqueza a largo plazo es el de la ECONOMÍA SOCIAL.


La naturaleza, que es muy sabia o eso dicen, nos ha demostrado que A corto plazo ganan los depredadores, pero a largo plazo ganan los cooperadores. 

Pues en el mundo de la economía es el momento de  los cooperadores.

Desde la economía social tenemos la responsabilidad de ofrecer y difundir nuestra manera de entender el hecho económico, así como formar a los futuros ciudadanos de este país en actitudes y competencias emprendedoras que tengan como base el emprendimiento en grupo, y el emprendimiento social.


Emprender en grupo es más rentable, por dos razones muy simples; en primer lugar, el fundador solitario no sabe “de todo” y en segundo lugar, es probable que tarde o temprano éste necesitará de un equipo para hacer crecer su negocio. Es ahí donde el potencial de la economía social y el emprendimiento en grupo toma todo su sentido. Hay que fomentar valores como el trabajo en equipo, entendiendo como equipo a un grupo de personas que compartan los mismos valores. Personas que coloquen por delante de sí el negocio y el grupo y que de manera permanente alimenten con nuevas ideas, creatividad, racionalidad, experiencia y mucho trabajo el proyecto empresarial.


Pues todo esto lo tenemos que empezar a hacer ya desde la escuela.

Pepe Albors                         p.albors@fevecta.coop